lunes, 1 de diciembre de 2008

Notas Lengua Castellana

Notas Fernando Bedoya

Literatura y Lenguaje de lo simbólico.
La nota final es la tercera.
Felices vacaciones y feliz Navidad.

Cualquier reclamo envienme e-mail.

Carmenza Montoya
4.5 4.5
4.5
Alberto Alzate
4.5 4.5
4.5
Edilberto Gómez
3.8 4.0
3.9
Olma Sirley Acosta
4.5 4.0
4.2
Wilson Aguja
4.4 4.5
4.4
Isadora Madrid
4.0 4.2
4.1
María Elena Puerta
4.0 4.2
4.1
Milena Calle
4.0 4.2
4.1
Martha Ossa
4.4 4.5
4.4
Elizabeth Vallejo
4.4 4.5
4.4
Claudia Aristizábal
4.4 4.5
4.4
Mónica Tobón
4.5 4.0
4.2
Gloria E. Valencia
4.5 4.0
4.2
Maritza Zapata
4.5 4.0
4.2


Estudios del Lenguaje

Natalia Agudelo
4.5
4.5
4.5
José Antonio Vásquez
4.5
4.0
4.2
Nury Margarita Olaya
4.0
4.5
4.2
Diana María Usuga
5
4.5
4.7
Robertson Gómez
4.7
4.5
4.6
César David Gallego
4.0


Osmany Porras
4.8
4.5
4.6
Claudia Galeano
4.0
4.4
4.2
Kelly Serna
4.0
4.2
4.1
Carla Ortiz
4.6
3.0
3.8
Elvia María Román
4.0
4.5
4.2
Marisol Álvarez
5.0
5.0
5.0
Natalia Henao
5.0
5.0
5.0
Laura A. Porras
5.0
4.5
4.7




martes, 25 de noviembre de 2008

Morfología de la lengua española

La morfología ( < griego μορφ-, morph ['forma'] + λογία logía ['tratado']) es la rama de la lingüística que estudia la estructura interna de las palabras para delimitar, definir y clasificar sus unidades, las clases de palabras a las que da lugar (morfología flexiva) y la formación de nuevas palabras (morfología léxica). La palabra 'morfología' fue introducida en el siglo XIX.

La morfología como disciplina lingüística [editar]El término morfología proviene del griego μορφ-, morph ('forma') y λογία logía ('tratado', 'ciencia'); así, el todo significa literalmente 'ciencia (o estudio) de la forma'. En efecto, se habla de la morfología de las plantas, de la morfología de los seres vivos, de la morfología del relieve terrestre, etc.

Pero en lingüística, este término ha adquirido un significado especializado: 'estudio de las formas de las palabras' y, por extensión, 'estudio de la palabra'. Esto se remonta a una tradición iniciada en los trabajos de Baudouin de Courtnay según la cual están formadas por raíces y afijos que realizan la función del signo saussureano. Y aunque también se deba hablar en lingüística de la forma de los sintagmas y/o de las frases, el término morfología no se aplica a estos últimos; es la palabra, y solamente la palabra, lo que constituye el objeto de la morfología lingüística de acuerdo a un uso general.

La posición en la morfología gramatical es intermedia. Para la tradición estructuralista americana de Bloomfield, la morfología era esencial; en la tradición generativista chomskyana la sintaxis es central y la morfología o bien es relegada a la fonología o bien es ignorada como disciplina independiente. Esas posturas han hecho de la morfología lingüística un campo polémico y de difícil definición en la moderna teoría lingüística. Habitualmente se considera que los patrones morfológicos son el resultado de la gramaticalización y que, en cierto sentido eso es todo lo que hay en morfología. Por tanto, la búsqueda de universales morfológicos y el propio análisis morfológico no serían otra cosa que un estudio de los patrones de gramaticalización.


Distinción entre morfología y sintaxis [editar]La descripción gramatical de todas las lenguas del mundo se divide, por convención, en dos secciones: morfología y sintaxis. La relación entre las dos es la siguiente:

La morfología explica la estructura interna de las palabras mientras que la sintaxis describe cómo las palabras se combinan para formar sintagmas, oraciones y frases.
Una definición clásica de morfema (llamado formante o monema por otros autores) lo define como la unidad mínima significativa de la primera articulación o división del signo lingüístico: la palabra. Así pues, una palabra está constituida generalmente por dos clases de morfemas: los lexemas y los morfemas gramaticales.

Más informalmente podemos decir que un morfema es una clase de equivalencia de secuencias de fonemas o de alteraciones sistemáticas de la forma fonológica de una palabra para expresar alguna relación gramatical o cambio de sentido de modo sistemático. La realización concreta de un morfema se denomina morfo (y un morfema es un conjunto de morfos de función equivalente). En la mayoría de lenguas los morfos suelen tomar la forma de afijos (sufijos, prefijos y más raramente infijos), aunque también existe alteraciones de la raíz como alargamientos, cambios de tono, reduplicaciones, relaciones paradigmáticas y otros procedimientos abstractos. Cuando los morfos son afijos resulta casi siempre posible segmentar una palabra en sus formantes básicos, aunque en lenguas donde los morfos se realizan también por procedimientos ajenos a la afijación esto puede resultar imposible.


Lexemas (Morfemas léxicos) [editar]En todas las lenguas con independencia de procedimientos morfológicos que posea, podemos identificar en una palabra un morfo básico una secuencia de fonemas básica que define el campo semántico y en ocasiones hasta el significado referencial de la palabra o expresión. Esta unidad básica sobre la que se añaden otros morfemas se llama lexema o raíz.

Este lexema es técnicamente un morfo pero al ser el único integrante de su clase de equivalencia, lo podemos clasificar igualmente como morfema. En muchas lenguas constituyen casi siempre la única parte invariable, autónoma y de significado referencial más concreto. En lenguas que además de afijación y adición de desinencias tienen otros procedimientos morfológicos la forma básica del lexema puede no ser unívocamente determinable. En la mayoría de las lenguas el lexema es una secuencia fija de unos pocos fonemas que no varía por más que se añadan nuevos morfos a esa secuencia para crear significados derivados. Sin embargo, en lenguas con morfos que no son afijos, como las lenguas semíticas, los lexemas son "esqueletos" de 2 o 3 consonantes entre las cuales se insertan vocales. Estas vocales entran en forma de esquemas pradigmáticos y son un ejemplo de morfo discontinuo (en este tipo de lenguas los lexemas también son de hecho discontinuos, es decir, no forman una secuencia de fonemas consecutivos).

Los lexemas forman la mayor parte del léxico de una lengua, su número es siempre muy superior al de gramemas, y en principio se considera una clase abierta. Es decir, forman un conjunto susceptible de ser ampliada con nuevos préstamos léxicos u otros procedimientos creativos para designar nuevos conceptos o realidades.

niñas lexema: niñ
utilizar lexema: util


Gramemas (Morfemas gramaticales) [editar]Los morfemas gramaticales son las unidades que constituyen la parte variable de la palabra y son las responsables expresar relaciones gramaticales y que no alteran el significado referencial básico de una palabra. Usualmente no son autónomos y su aparición no es facultativa sino que está sujeta a restricciones gramaticales. Estos morfemas expresan relaciones o accidentes gramaticales como:

Número gramatical
Género gramatical
Caso gramatical
Tiempo verbal

Gramemas derivativos [editar]También llamados afijos, son formantes facultativos son las responsables de formar de significados composicionales y conceptos derivados del significado básico. Algunos ejemplos de esto:

Deverbativos, que permiten designar al agente, paciente, tema o lugar frecuente, etc ... de una acción verbal.
Verbalizadores, que permiten designar acciones verbales relacionadas con objetos o lexemas que designan entes concretos, etc.
Derivativos nominales, que permiten expresar relaciones semánticas sistemáticas entre dos tipos de referentes.
Derivativos verbales, que permiten construir predicaciones verbales a partir del significado de predicaciones verbales más primitivas o simples.
En español los gramemas suelen ser átonos, salvo los sufijos que suelen provocar desplazamiento del acento tónico. Como en los siguientes ejemlos:

aniñados morfema derivativo: a-
inutilizable morfemas derivativos: in-, -able

Según su posición respecto al lexema, se distinguen tres tipos de morfemas gramaticales derivativos:

Sufijos: Van después del radical o lexema y antes de los morfemas dependientes gramaticales. Pueden cambiar la categoría gramatical de la palabra o el género de los sustantivos y son tónicos, es decir, cargan con el acento de la palabra.
repetible sufijo: -able, transforma un verbo en adjetivo
tranquilamente sufijo: -mente, transforma un adjetivo en adverbio
casón sufijo: -on, transforma el género del sustantivo casa.

Prefijos: Preceden al radical o lexema. Son átonos y poseen significado. Si cargan con acento son en realidad prefijoides o prefijos cercanos a los lexemas.
infranqueable prefijo: in-, significado de negación o privación
monosilábico prefijoide: mono-, significado de único o uno solo

infijos o interfijos: Se colocan entre los prefijos y sufijos para evitar la cacofonía entre dos sonidos y las homonimias. Son átonos y no poseen significado. Muchos de ellos funcionaron también como sufijos pero quedaron sin significado perceptible.

Gramemas flexivos [editar]Son formantes constitutivos que ocupan siempre la posición final de la palabra y la información que ofrecen es de tipo gramatical, como el género, el número, la persona, el modo, etc.

niños morfemas flexivos: -o, género masculino
-s, número plural


Morfemas libres o independientes [editar]Existe otra clase de morfemas denominados morfemas libres o independientes que no van unidos a ningún lexema pero confieren de significación gramatical a las palabras con las que se asocian. Los determinantes, las preposiciones y las conjunciones puede actuar como morfemas libres. Casi todos ellos son átonos. Por ejemplo, el artículo hace de morfema flexivo para el sustantivo.


Morfos de un morfema [editar]Los alomorfos son las diferentes realizaciones fónicas de un determinado morfema. Por ejemplo, en español el plural puede realizarse como -s o -es, estas dos formas son por tanto alomorfos del morfema de número plural del español. También son alomorfos: -ble y -bil como en imposible e imposibilidad o nece- y neci como en necio y necedad.


Morfo cero [editar]Un tipo de morfo intersante es aquél que no tiene realización fonémica audible. La consideración de esta ausencia de contenido fónico como una relación, con frecuencia ayuda a hacer más sencillo y sistemático el análisis morfológico, ya que el hecho de que un determinado morfema no tenga realización fónica no impide considerarlo un miembro de pleno derecho de la clase de equivalencia que forma el morfema sobre la base de relaciones paradigmáticas sistemáticas.

Un ejemplo de esto lo encontramos en español en la palabra atlas. Aquí el morfema de número no está presente, y esa es precisamente la razón por la cual el número es singular.

Hisotoria de la lengua española

Origen y nombre [editar]El castellano se originó como un dialecto del latín en las zonas limítrofes entre Cantabria, Burgos, Álava y La Rioja, provincias del actual norte de España, convirtiéndose en el principal idioma popular del Reino de Castilla (el idioma oficial era el latín). De allí su nombre original de "idioma castellano", en referencia a la zona geográfica donde se originó.

La otra denominación del idioma, "español", procede del latín medieval Hispaniolus procedente de la denominación latina de la Península Ibérica "Hispania" o, más bien, de su forma ultracorrecta[24] Spaniolus (literalmente: "hispanito", "españolito"), a través del occitano espaignol. Menéndez Pidal ofrece otra explicación etimológica: el clásico hispanus o hispánicus tomó en latín vulgar el sufijo -one (como en bretón, borgoñón, sajón, frisón, lapón...) y de *hispanione se pasó en castellano antiguo a españón, "luego disimilando las dos nasales se llegó a español, con la terminación -ol, que no se usa para significar naciones".[25]

Avatares históricos y socioecónomicos, y su uso popular como lengua de intercambio, convirtieron el castellano en la lengua franca de toda la península ibérica, en convivencia con las hablas vernáculas allí donde existían: a mediados del siglo XVI se estima que el 80% de los españoles ya hablaban castellano.[26] Con la conquista de América, que era una posesión personal de la corona de Castilla, el idioma español se extendió a través de todo ese continente, desde California hasta el Estrecho de Magallanes.


Polémica sobre español o castellano [editar]Artículo principal: Polémica en torno a español o castellano
La polémica en torno a los términos español y castellano estriba en si resulta más apropiado denominar a la lengua hablada en Hispanoamérica, en España y en otras zonas hispanoparlantes «español» o «castellano», o bien si ambas son formas perfectamente sinónimas y aceptables, que es actualmente el criterio académico.

Como muchas de las controversias relacionadas con la denominación de una lengua identificable con un determinado territorio (español con España, y castellano con Castilla), o que lleva aparejada una ideología o un pasado histórico que provoca rechazo, o que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional y la localización de las producciones en dicha lengua (por ejemplo, en redes informáticas), la controversia es de raíz ideológica, política y económica.

Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no hay preferencias por una denominación u otra. La ciencia lingüística, siempre que no actúe ideológicamente, se limita a estudiar y caracterizar la complejidad de los sistemas lingüísticos interrelacionados que componen un diasistema o lengua histórica (como conjunto más o menos complejos de variedades geolectales, sociolectales y funcionales, variables a su vez en el tiempo), y, terminológicamente, a recoger los diversos usos denominativos de una lengua o familia de variedades. Para la ciencia lingüística, pues, ambos términos son válidos a la hora de designar el diasistema de la lengua histórica llamada popular y oficialmente castellana o española.

En el ámbito normativo prescriptivo, según la normativa establecida por los principales organismos de política lingüística [27] del área hispanohablante en lo relativo a la codificación del estándar idiomático (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española), castellano y español son términos sinónimos, aunque el Diccionario Panhispánico de Dudas, obra de carácter normativo actualmente vigente recomienda no obstante la denominación de «idioma español» por ser la utilizada generalmente en otros idiomas nacionales (spanish, espanhol, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.). Sin embargo, oficialmente, el artículo 3 de la Constitución de España establece que «El castellano es la lengua española oficial del Estado».


Historia [editar]Artículo principal: Historia del idioma español

Una página del Cantar de Mio Cid, en castellano medievalLa historia del idioma español comienza con el latín vulgar del Imperio Romano. Tiene su origen en el latín vulgar presente en la zona central del norte de Hispania. Tras la caída del Imperio Romano en el siglo V, la influencia del latín culto en la gente común fue disminuyendo paulatinamente. El latín hablado de entonces fue el fermento de las variedades romances hispánicas, entre ellas el castellano antiguo, origen a su vez (al menos en la proporción mayor) de las variedades que constituyen la lengua española. En el siglo VIII, la invasión musulmana de la Península Ibérica hace que se formen dos zonas bien diferenciadas. En Al-Ándalus, se hablarán los dialectos romances englobados con el término mozárabe (no árabe), además de las lenguas de la minoría extranjera-invasora alóctona (árabe y bereber). Mientras, en la zona en que se forman los reinos cristianos desde pocos años después del inicio de la dominación musulmana, comenzará una evolución divergente, en la que surgen varias modalidades romances; la catalana, la aragonesa, la astur-leonesa y la gallego-portuguesa, además de la castellana, que resultaría dominante entre la población de la península.

La lengua originaria castellana se originó en el condado medieval de Castilla (sur de Cantabria y norte de Burgos), con influencias vascas y de los germanos visigodos. Los textos más antiguos que se conocen en castellano son los Cartularios de Valpuesta, conservados en la iglesia de Santa María de Valpuesta (Burgos), un conjunto de textos que constituyen copias de documentos, algunos escritos en fecha tan temprana como el siglo X, seguidos de las Glosas Emilianenses, que datan de finales del siglo X o principios del XI, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro medieval de cultura.

El castellano se extendió hacia el sur de la península a lo largo de la Reconquista y por la unificación de los reinos cristianos españoles mediante las sucesivas unificaciones dinásticas (unión con León y Galicia con Fernando III de Castilla, introducción de la dinastía castellana en la Corona de Aragón con Fernando I de Aragón que llevaría a la unión final peninsular con los Reyes Católicos). En el siglo XV, durante el proceso de unificación española de sus reinos, el sevillano Antonio de Nebrija publicó en Salamanca su Grammatica. Es el primer tratado de gramática de la lengua española, y también primero de una lengua neolatina europea. La colonización y conquista de América llevada a cabo simultáneamente a la reconquista de Granada, expandió el idioma español por la mayor parte del continente americano. En esa época ya había comenzado el reajuste consonántico, que significó la reducción del sistema de fonémico al pasar de seis consonantes sibilantes a sólo una o dos según la variedad.

El idioma español siempre tuvo numerosas variantes geolectales que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias de pronunciación y vocabulario, como sucede con cualquier otra lengua. A esto hay que agregar el contacto con los idiomas de las poblaciones nativas de América, como el aimara, chibcha, guaraní, mapudungun, maya, náhuatl, quechua y taíno, que hicieron también contribuciones al léxico del idioma, no sólo en sus zonas de influencia, sino en algunos casos en el léxico global.